Cada vez más fabricantes están mirando con atención la impresión digital como una alternativa para crecer, responder con agilidad a la demanda y sumar valor a sus procesos. Sin embargo, cuando se viene trabajando durante años con tecnologías tradicionales, es lógico que surjan dudas, temores… y también algunos mitos que no siempre reflejan la realidad.
En esta nota, vamos a derribar cinco mitos comunes sobre la impresión digital en cartón corrugado y mostrar por qué es momento de dejar atrás los prejuicios y abrirle paso a una solución más ágil, rentable y adaptada a las necesidades actuales del mercado.
Mito 1: La impresión digital es más complicada que la tradicional
Muchos fabricantes están acostumbrados a la flexografía o la litografía, y eso les da seguridad: saben cómo funcionan, llevan años haciéndolo. Por eso, la idea de pasarse a lo digital puede parecer un cambio difícil. Pero la realidad es que, bien configurada, la impresión digital es más rápida y directa: se toma el diseño, se manda al equipo… y se imprime. Sin planchas, sin procesos mecánicos largos. Como en todo, claro, hace falta gente capacitada y un buen proceso interno. Pero la curva de aprendizaje no es tan empinada como muchos imaginan.
Mito 2: Las tintas digitales son muy caras
Sí, es cierto que el precio por litro puede ser más alto que el de las tintas flexo o litográficas. Pero ojo: lo importante no es solo cuánto cuesta la tinta, sino cuánto se usa. Muchas tintas digitales rinden más porque cubren mejor el material y requieren menos pasadas. Además, si no necesitan capas previas de imprimación, el ahorro es mayor. Y una vez que los equipos digitales se empiezan a usar en tiradas medianas o largas, la rentabilidad crece mucho más de lo que parece a primera vista.
Mito 3: Estas impresoras ocupan mucho espacio
Otro miedo común: “¿Dónde meto una impresora digital tan grande?”. Es cierto que algunas son más voluminosas que los equipos tradicionales. Pero hoy hay modelos de inyección digital compactos, con sistemas de secado eficientes, que no requieren grandes instalaciones. Incluso muchas vienen con sistemas integrados de control ambiental y extracción de polvo, por lo que no hace falta montar una sala blanca o hacer reformas. Pueden convivir perfectamente en la planta con los equipos que ya usás.
Mito 4: Es difícil encontrar operadores para estas máquinas
Hay preocupación en el rubro por la falta de personal calificado, sobre todo a medida que muchos profesionales con experiencia se van jubilando. Pero operar una impresora digital no requiere los mismos conocimientos que manejar una flexo. De hecho, alguien sin experiencia previa en impresión puede aprender rápidamente a manejar estos equipos, gracias a sus interfaces simples y procesos más automatizados. El perfil ideal para operar una impresora digital es distinto, y eso amplía el abanico de candidatos disponibles.
Mito 5: Todas las impresoras digitales rinden igual
No, no todas son iguales. Aunque comparten ventajas como rapidez, tiradas cortas y personalización, hay diferencias grandes en rentabilidad según el equipo. Algunos modelos integran tecnología que reduce el consumo energético o mejora la eficiencia de la tinta. Por eso, hay que mirar más allá del precio inicial. Factores como los cabezales de impresión, el tipo de tinta o los sistemas de secado pueden tener un impacto enorme en el costo por caja impresa. Elegir bien el equipo es clave para que la inversión realmente rinda.
Cambiar a impresión digital puede parecer un salto grande, pero no es tan complicado como muchos creen. De hecho, puede ser la puerta de entrada a una producción más ágil, rentable y adaptada a los nuevos tiempos. Solo hace falta sacarse algunos mitos de la cabeza… y animarse a dar el primer paso.
Y si estás pensando en dar ese paso, equipos como la Domino PJ2500 demuestran que la tecnología digital ya está lista para integrarse sin complicaciones en entornos productivos exigentes.